Camina la Virgen pura / de Egipto para Belén...


Camina la Virgen pura / de Egipto para Belén...
Camina la Virgen pura / de Egipto para Belén...
Imagen: La huida a Egipto. Antonio González Orea, ca. 1955.
Barro cocido y policromado. Exposición temporal “Nacimientos del MNAD. Una mirada actual". Museo Nacional de Artes Decorativas, Madrid.
El romance es un poema característico de la tradición oral, y se populariza en el siglo XV, en que se recogen por primera vez por escrito en colecciones denominadas romanceros. Los romances son generalmente poemas narrativos de una gran variedad temática, según el gusto popular del momento y de cada lugar. Se interpretan declamando, cantando o intercalando canto y declamación.
(Romance de la huida a Egipto)
Camina la Virgen pura
de Egipto para Belén
y en la mitad del camino
el Niño tenía sed.
-No pidas agua, mi vida,
no pidas agua mi bien,
que los ríos bajan turbios
y los arroyos también.
-Allá arriba, en aquel alto,
hay un viejo naranjel;
un ciego lo está guardando,
¿qué diera el ciego por ver?
-Cieguecito, cieguecito,
si una naranja me dier
para la sed de este niño
un poquito entretener.
-¡Ay Señora, mi Señora!,
tome usted las que quisier.
La Virgen, como era Virgen,
no cogía más que tres.
El Niño, como era niño,
todas las quiere coger.
Apenas se fue la Virgen,
el ciego comienzó a ver.
-¿Quién ha sido esa Señora
que me hizo tanto bien?.
- Ha sido la Virgen Pura
que va de Egipto a Belén.
Barro cocido y policromado. Exposición temporal “Nacimientos del MNAD. Una mirada actual". Museo Nacional de Artes Decorativas, Madrid.
El romance es un poema característico de la tradición oral, y se populariza en el siglo XV, en que se recogen por primera vez por escrito en colecciones denominadas romanceros. Los romances son generalmente poemas narrativos de una gran variedad temática, según el gusto popular del momento y de cada lugar. Se interpretan declamando, cantando o intercalando canto y declamación.
(Romance de la huida a Egipto)
Camina la Virgen pura
de Egipto para Belén
y en la mitad del camino
el Niño tenía sed.
-No pidas agua, mi vida,
no pidas agua mi bien,
que los ríos bajan turbios
y los arroyos también.
-Allá arriba, en aquel alto,
hay un viejo naranjel;
un ciego lo está guardando,
¿qué diera el ciego por ver?
-Cieguecito, cieguecito,
si una naranja me dier
para la sed de este niño
un poquito entretener.
-¡Ay Señora, mi Señora!,
tome usted las que quisier.
La Virgen, como era Virgen,
no cogía más que tres.
El Niño, como era niño,
todas las quiere coger.
Apenas se fue la Virgen,
el ciego comienzó a ver.
-¿Quién ha sido esa Señora
que me hizo tanto bien?.
- Ha sido la Virgen Pura
que va de Egipto a Belén.
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Camina la Virgen pura / de Egipto para Belén...
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Un abrazo