Aphanothece es como un rebaño, no de ovejas ni de gacelas, es un rebaño flotante de cianobacterias. Diminutas, elípticas o casi esféricas, cada célula vive junto a las demás, formando una colonia casi globosa, pero de contornos irregulares, todas juntas, pero lo suficientemente separadas para no hacerse sombra ni robar los nutrientes, el oxígeno o el nitrógeno que pudieran necesitar sus vecinas.

Primitivas y evolucionadas a la vez, las cianobacterias se encuentran entre los organismos más antiguos que pueblan nuestro Planeta, carecen de núcleo y de una organización celular tan compleja como la de todos aquellos seres que sí lo poseen. Parece que en esta aparente simplicidad han encontrado su éxito, necesitan muy poco para vivir, algo de luz, dióxido de carbono y un poco de nitrógeno y así llevan viviendo más de tres mil millones de años, como el verdadero y silencioso pulmón del Planeta, siendo protagonistas de la vida en él, pero sin aparentarlo.

Aphanothece forma parte del plancton en zonas de aguas estancadas, en charcas y lagunas. El aire y las corrientes la mueven de aquí para allá, todos los individuos navegan juntos a la deriva sin apenas más protección que la compañía, y una débil nube gelatinosa que las envuelve. A diferencia de lo que suele ser bastante común en otras cianobacterias las células de Aphanothece están desnudas, parecen confiar en la vida y no se encierran en ninguna cápsula protectora que las abrigue ni que las proteja de la desecación, quizá los lugares siempre húmedos de las lagunas de montaña en los que habitan le han dado esa confianza.

La especie que nos acompaña hoy probablemente corresponda a Aphanothece stagnina que forma parte del plancton en pequeñas lagunas y zonas encharcadas y húmedas en la montaña. Su diminuto tamaño, sus contornos redondeados, la ausencia de cápsula protectora y este modo de crecimiento indiferenciado son algunas de sus características.

Aphanothece stagnina ha venido acompañando a las algas de las turberas , con las muestras recogidas en unas praderas inundadas de las inmediaciones de la Laguna de Peñalara y como todos los seres encontrados en ellas va dedicada a todos estos amigos con quienes tuve la suerte de compartir este maravilloso proyecto de Biodiversidad virtual en el homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente. La fotografía se ha tomado a 400 aumentos empleando la técnica de contraste de interferencia.