Destaca por su gran tamaño entre todos sus hermanos paramecios. Paramecium multimicronucleatum parece ser tan largo como su nombre y alcanza sobradamente las trescientas micras de longitud, no es tan esbelto como Paramecium caudatum, tan pequeño como Paramecium trichium o verde como Paramecium bursaria, aunque vive como ellos en ambientes muy cargados de materia orgánica. Sus contornos recuerdan mucho a los de Paramecium aurelia , quizá el hermano mejor estudiado de todos ellos y es capaz de sobrevivir en ambientes con muy poca cantidad de oxígeno en donde se alimenta fundamentalmente de bacterias.

Para controlar su voluminoso cuerpo minúsculo Paramecium multimicronucleatum multiplica sus órganos internos, puede llegar a tener de tres a siete vacuolas contráctiles que expulsan agua hacia el exterior evitando que el exceso que pueda entrar lo hinche como a un globo que termine estallando. También Paramecium multimicronucleatum puede tener cuatro o más micronúcleos y a eso alude su nombre. Mientras que el macronúcleo se encarga de las funciones vegetativas de estos protozoos, los micronúcleos intervienen en los procesos de reproducción.

Toda la superficie de los paramecios está cubierta de cilios que le ayudan a moverse con gran agilidad y rapidez a pesar de su gran tamaño. Entre ellos se disponen los tricocistos, esas armas paralizantes que se dispararán cuando Paramecium se sienta amenazado o se vea en la necesidad de capturar e inmovilizar a una presa.

Paramecium multimicronucleatum crece entre los restos vegetales que se descomponen en la orilla, procede de la laguna de Sexmil, en la localidad zamorana de Cabañas de Sayago y ha sido fotografiado a 400 aumentos empleando la técnica de contraste de interferencia.