Proboscidactyla ornata


Proboscidactyla ornata
Proboscidactyla ornata
SOLES DE GELATINA, PROBOSCIDACTYLA, PLAYA DE LA LANZADA
En Biodiversidad virtual y también en Twiter
Pequeñas o diminutas, las medusas del género Proboscidactyla se han echado a la mar lloviendo desde los fondos hacia el cielo, con una lluvia de copos blandos. Soles de gelatina palpitante que extienden sus blandos brazos para abrazar el agua y que hoy pintan de estrellas vivas su cielo de olas, el cielo ondulante del mar, allí donde la brisa lo acuna con su canto de espumas blancas.
Dieciséis dedos para tocar las olas, que fueron creciendo de cuatro en cuatro, desde que Proboscidactyla cambió su vida fija en el fondo por la errática vida de navegante y que en latidos como de ola se mueve a pulsos de un ritmo cierto.
La sombrilla blanda de Proboscidactyla se hace más gruesa en el ápice del que parten cuatro canales radiales primarios que a menudo son débiles y muy difíciles de ver. Inicialmente en las fases juveniles esta especie, muy probablemente Proboscidactyla ornata presenta cuatro tentáculos marginales, que se duplican dos veces hasta alcanzar los dieciséis.
Todos los diminutos tentáculos, móviles como flexibles trompas, están provistos de una capa de nematocistos en su lado interno con los que esta medusa invisible se alimenta de pequeños crustáceos y otros organismos que flotan entre el plancton
Con poco más de medio milímetro de diámetro, Proboscidactyla se esconde en su diminuto tamaño, acompañando a cientos y cientos de hermanas que florecen desde los fondos.
Al igual que en muchas otras medusas, el ciclo de vida de estos hidrozoos no está condicionado por su minúsculo tamaño, y durante un tiempo, en forma de pólipo, como céspedes blandos y blanquecinos recubren algunas superficies de los fondos a los que llega la luz, en zonas no muy profundas, allí viven reproduciéndose asexualmente en ramas y nuevos brotes alimentándose de los restos de cualquier banquete, de cualquier presa viva o muerta que el océano les regaló.
Pero llegado un tiempo, la vida sedentaria parece que abre paso a otra viajera, de aventura y de madurez sexual, y cada pólipo, buscando esa vida libre se desgajará en estas pequeñas medusas flotantes, que inician su vuelo errante y cazador, no dependiente ya de quien quiera regalarle de propina un alimento, y así emprenden su singladura por la inmensidad del océano, con su umbrela como globo del que como flecos ordenados y precisos penden hasta dieciséis tentáculos móviles que son sus brazos cazadores.
Bajo su umbrela de gelatina una masa de células algo más oscuras conforman su aparato digestivo y reproductor. En su aparato reproductor se formarán los óvulos y los espermatozoides que si se encuentran darán luar a la formación de un estadío larvario que fijado en el fondo volverá a formar los pólipos iniciales de los que su vida surgió.
Proboscidactyla es un género extendido y común en todos los océanos del planeta y hoy, desde las olas de la Lanzada se abraza al agua como cualquier estrella lo hace en el firmamento. Las fotografías, tomadas a 100 aumentos con las técnicas de contraste de fase y contraste de interferencia, se han realizado sobre unas muestras recogidas en la Playa de Balea, junto a la Playa de la Lanzada el día 22 de agosto de 2018
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Pequeñas o diminutas, las medusas del género Proboscidactyla se han echado a la mar lloviendo desde los fondos hacia el cielo, con una lluvia de copos blandos. Soles de gelatina palpitante que extienden sus blandos brazos para abrazar el agua y que hoy pintan de estrellas vivas su cielo de olas, el cielo ondulante del mar, allí donde la brisa lo acuna con su canto de espumas blancas.
Dieciséis dedos para tocar las olas, que fueron creciendo de cuatro en cuatro, desde que Proboscidactyla cambió su vida fija en el fondo por la errática vida de navegante y que en latidos como de ola se mueve a pulsos de un ritmo cierto.
La sombrilla blanda de Proboscidactyla se hace más gruesa en el ápice del que parten cuatro canales radiales primarios que a menudo son débiles y muy difíciles de ver. Inicialmente en las fases juveniles esta especie, muy probablemente Proboscidactyla ornata presenta cuatro tentáculos marginales, que se duplican dos veces hasta alcanzar los dieciséis.
Todos los diminutos tentáculos, móviles como flexibles trompas, están provistos de una capa de nematocistos en su lado interno con los que esta medusa invisible se alimenta de pequeños crustáceos y otros organismos que flotan entre el plancton
Con poco más de medio milímetro de diámetro, Proboscidactyla se esconde en su diminuto tamaño, acompañando a cientos y cientos de hermanas que florecen desde los fondos.
Al igual que en muchas otras medusas, el ciclo de vida de estos hidrozoos no está condicionado por su minúsculo tamaño, y durante un tiempo, en forma de pólipo, como céspedes blandos y blanquecinos recubren algunas superficies de los fondos a los que llega la luz, en zonas no muy profundas, allí viven reproduciéndose asexualmente en ramas y nuevos brotes alimentándose de los restos de cualquier banquete, de cualquier presa viva o muerta que el océano les regaló.
Pero llegado un tiempo, la vida sedentaria parece que abre paso a otra viajera, de aventura y de madurez sexual, y cada pólipo, buscando esa vida libre se desgajará en estas pequeñas medusas flotantes, que inician su vuelo errante y cazador, no dependiente ya de quien quiera regalarle de propina un alimento, y así emprenden su singladura por la inmensidad del océano, con su umbrela como globo del que como flecos ordenados y precisos penden hasta dieciséis tentáculos móviles que son sus brazos cazadores.
Bajo su umbrela de gelatina una masa de células algo más oscuras conforman su aparato digestivo y reproductor. En su aparato reproductor se formarán los óvulos y los espermatozoides que si se encuentran darán luar a la formación de un estadío larvario que fijado en el fondo volverá a formar los pólipos iniciales de los que su vida surgió.
Proboscidactyla es un género extendido y común en todos los océanos del planeta y hoy, desde las olas de la Lanzada se abraza al agua como cualquier estrella lo hace en el firmamento. Las fotografías, tomadas a 100 aumentos con las técnicas de contraste de fase y contraste de interferencia, se han realizado sobre unas muestras recogidas en la Playa de Balea, junto a la Playa de la Lanzada el día 22 de agosto de 2018
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IDENTIFICACIÓN:
Proboscidactyla ornata
En ría de Arousa zona litoral
FOTOGRAFIA TOMADA EN:
España
Pontevedra
EQUIPO Y TÉCNICA FOTOGRAFICA UTILIZADA:
Nikon D7100 en Leica DMLB
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