Pueden llegar a ser 20000 y encierran, como en una muñeca rusa, otras esferas pequeñas con otras tantas. Parecen personas dándose la mano y casi lo son. Cada una es una diminuta alga que se extiende en forma de estrella para dar sus brazos a las que tiene alrededor, tejen así una malla compleja, que recuerda a la malla de conexiones del sistema nervioso, y esta red misteriosa y verde, construye las esferas de Volvox que mágicamente y flotando giran en el agua.

Cada una de estas pequeñas estrellas, irregulares y verdosas, que pieza a pieza encajan hasta formar la esfera hueca de Vólvox asombra por su complejidad.

En su interior se sitúan unos pequeños cloroplastos que a veces se extienden por los brazos, junto a ellos se disponen también de uno a cuatro pequeños brillantes de color amarillento, son los pirenoides que guardan algunas proteínas fundamentales para fijar el dióxido de carbono disuelto en el agua.

Parece que estas estrellas son tan delicadas y pequeñas que no puede caber más en su interior…pero las apariencias engañan pues a todo lo guardado antes se añaden casi siempre un par de vacuolas contráctiles que bombean el exceso de agua que puede almacenarse en su fina silueta…y para nuestra incredulidad todavía hay más, un minúsculo lunar de color bermellón, que es su ojo, multiplica por veinte mil las posibilidades de acercar a Vólvox a los lugares a los que llega la luz, y por eso, ahora sí que no cabe más dentro, cada una de estas pequeñas estrellas, asoma dos largos brazos, dos flagelos, hacia afuera y así, remar, remar, girar y girar en coordinación perfecta, hasta 20.000 que se dan la mano...

Volvox globator vive en charcas y lagunas, en ocasiones lagunas con gran cantidad de materia orgánica. La mostrada aquí ha venido ya hace unas semanas, con las muestras recogidas en la Laguna Medina, en las inmediaciones de Pumerejo de Tera, en la provincia de Zamora y ha sido fotografiada a 400 aumentos empleando la técnica de contraste de interferencia.

Detalle de las células de la colonia